domingo, 11 de junio de 2017

OLOR A LAS PALABRAS



OLOR A LAS PALABRAS
¡Cómo huelen las palabras
cuando salen del alma! 
Huelen a luz de sosiego, 
a canto de trino, 
a sangre quemada,
a rosa escondida,
a glorias rosada,  
a voces bifurcadas,
a gritos partidos, 
a hoyos de silencios guardados.

Huelen las palabras  
a fluidos de estancias,
a bocas cerradas,
a grilletes de acero.
  
Huelen a parto,
a mujer,
a tinta mordida, 
a sueño de papel. 

Huelen,  
muerden, 
se agitan, 
esperan 
y  desesperan.  
Se postergan,
se trituran
y se tragan. 

No hay palabra caída 
que no arrastre 
un ardoroso charco de letra
ni extirpado silencio
que muerda en lo más profundo 
del corazón.  

Nudos corredizos salpican
la noche.
Un silencio amordazado
cavila en la piel.
Hay huesos de lunas
en la mesa,
ruidos y ecos 
trayendo la sed de los siglos. 

 Las palabras 
sin más voz, 
sin más máscaras,
sin más tiempo
más que el desnudo 
de una mirada,
me dan la cara. 

Hay  palabras, 
que vibran
en la cadencia
del alma.
  









  

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