En una casona de barro y tejado
una luna huesa,
alegraba la tarde del Café Nuit.
Carlito Valle
tocaba los tambores.
Carlito Valle
tocaba los tambores.
desmenuzando
el ritmo de las estrellas
en sus manos.
¡Ah, si hubiera cielo
para tanta dicha guardada!
¡Ah, si hubiera cielo
para tanta dicha guardada!
La ausencia
desertaría del olvido
para ver esa tarde.
Hoy
Un ritmo lento
tamborilea
en el tiempo,
haya en el cafe Nuit
aún vibran los tambores
de Carlitos Valle.
.
.